Leer, leer y leer

Me encanta leer. Me encanta entrar en el mundo del libro que estoy leyendo, pues es una experiencia muy inmersiva: empiezas a leer y es como estar dentro de una película. Hace unos días me puse unas gafas de realidad virtual por primera vez, y fue una experiencia muy chula. Cuando estás leyendo un libro en un idioma que dominas es una sensación muy parecida a las gafas de realidad virtual, pues puedes ver todo lo que estás leyendo a tu alrededor. 

También soy curiosa: si veo unas letras no puedo evitar leerlas, aunque a veces después me dé cuenta de que estoy utilizando un tiempo que necesito para otras cosas o que no debo pues invade la intimidad de otra persona y paro. Cuando era pequeña y empezaba a leer en alguna ocasión le pedí a mi padre que condujera más despacio pues no me daba tiempo a leer todos los rótulos de las tiendas.

Disfruto leyendo cuentos a mis hijos, e intentando transmitirles esa pasión por la lectura. Hacerles ver todo lo que nos aportan los libros y la lectura. Disfruto tanto leyendo y para mí es tan importante la lectura que me cuesta entender que no a todo el mundo le guste. Y me frustra ver que a algunos niños les cuesta tanto que no es divertido leer, sino un reto inalcanzable.

En el caso de nuestros alumnos con discapacidad auditiva leer suele ser un reto, y llegar a conseguir una buena comprensión lectora suele ser el fruto de muchísimo trabajo. Trabajo por parte de los niños, pero también de sus familias, profes, logopedas...

Lograr una buena lectura en todos nuestros alumnos es un reto para el profesorado. Un reto al que dedicamos mucha energía, creatividad, tiempo y formación.

El pasado mes de febrero un grupo de maestras del CEIP El Sol asistimos al curso Leer para hablar organizado por el Colegio Tres Olivos de Madrid. Este colegio, como nosotros, lleva más de 20 años trabajando por y para los alumnos con discapacidad auditiva.

En el curso hablaron de la enseñanza de la lectura, y de la lectura como sistema aumentativo en alumnos con dificultades en la comunicación y el lenguaje. 

Para el desarrollo de la comprensión lectora necesitamos dos mecanismos: por un lado, los mecanismos específicos para la lectura, tanto por la ruta fonológica (la que utilizamos cuando leemos una palabra que no conocemos o en otro idioma, letra por letra) como por la ruta léxica o global (cuando leemos una palabra muy habitual la leemos de un golpe de vista, de forma global). Estos mecanismos favorecen los procesos ascendentes, para a partir de un texto "llevar información hasta nuestro cerebro".

Por otro lado están los mecanismos no específicos de la lectura, a saber: funciones ejecutivas (atención, memoria, inhibición, toma de decisiones, flexibilidad cognitiva...), conocimiento del lenguaje (a mayor desarrollo del lenguaje más facilidad para comprender los textos), conocimientos generales (para todos es más fácil entender un texto cuando habla de algo que conocemos, ya que lo podemos visualizar  y comprender más fácilmente) y conocimiento sobre la estructura de los textos (nos ayuda a "predecir" que será lo siguiente que vamos a leer). Estos mecanismos favorecen los procesos descendentes para, a partir de nuestras ideas y nuestro procesamiento cognitivo, comprender lo que aparece en el texto.

Los mecanismos no específicos de la lectura se pueden favorecer desde el nacimiento, con estimulación, hablando a nuestros nuestros hijos (con hablando me refiero a comunicándonos con nuestros hijos en cualquier idioma oral, o en Lengua de Signos), ofreciéndoles experiencias para ir construyendo conocimientos, vocabulario y significados de forma natural; y también leyéndoles cuentos, asistiendo a Cuentacuentos...

Para los mecanismos específicos de la lectura, desde el curso Leer para hablar proponían empezar con los alumnos con discapacidad auditiva cuanto antes, haciendo mucho hincapié en la conciencia fonológica, en relacionar cada grafema con su fonema e ir aumentando el vocabulario. Empezar cuanto antes, porque así tenemos más tiempo, anticipamos lo que se va a trabajar en el aula de referencia, y evitamos que haya un desfase con respecto a sus compañeros, ya que en general los alumnos con discapacidad auditiva van a necesitar más tiempo.

El curso se centró en cómo ir trabajando la lectura silábica y global, cómo ir introduciendo los fonemas con ayuda de visualizadores fonéticos al principio y luego con la Palabra Complementada y vimos muchos ejemplos de sesiones y materiales. 

Fue muy enriquecedor, por el curso en sí, y porque al compartir el curso muchas compañeras, fue una transmisión de conocimientos y experiencias de un equipo (el curso lo impartía el equipo de logopedas del colegio Tres Olivos) a otro equipo, y entre nosotras comentamos las ideas que eran exportables a nuestro centro, las cosas que ya hacemos, y esto nos ayuda a unificar nuestra forma de trabajar. Antes, durante y después de las sesiones hablábamos entre nosotras de cómo trabajan, cómo trabajamos nosotras, y cómo podemos mejorar. 

Ha pasado más de un mes desde que terminamos el curso. He leído y releído los apuntes además del libro Leer para hablar. He ido introduciendo algunas ideas en el aula, y me ha ayudado a modificar y continuar haciendo otras que ya hacía. Y entre las compañeras hemos comentado y compartido lo aprendido. Asistir a un curso en grupo siempre es doblemente enriquecedor y ayuda a hacer equipo.

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