Desde mi ventana. Concurso de relatos

Me han pedido que cuente mi historia. Reconozco que me cuesta recordar mis inicios, y lo recuerdo todo en blanco y negro. Os parecerá mentira, pero llevo en el mismo lugar nada menos que 55 años. Muchos jovencitos y jovencitas han podido ver, gracias a mí, lo que sucedía a su alrededor, y comprender un poquito mejor el mundo.

Pero vamos por partes. Nací en Holanda en la década de los 60, y llegué a España con el objetivo de trabajar en lo que sería un centro de referencia, pero que en esa época aún se estaba construyendo, y tenía en vilo a todo un barrio… “¿Qué será lo que están construyendo?, ¿un hospital?” La barriada del Gran San Blas se preguntaba qué serían aquellas obras misteriosas, y ahí estaba yo, dentro de una caja, aguardando que me dejaran salir.

En 1970, por fin, se inauguró mi casa, equipada con la última tecnología, y yo me encontraba ilusionado y dispuesto a comenzar a trabajar. Era capaz de proyectar nada menos que 16 imágenes por segundo. Algunos hermanos míos estaban repartidos por cines de toda la geografía española, proyectando películas como El bueno, el feo y el malo, La gran familia o El Padrino. Pero yo tenía una misión muy especial: era el proyector del Instituto Nacional de Pedagogía de Sordos, y cada año tenía la oportunidad de proyectar vídeos y películas para niños y niñas procedentes de toda España, que observaban sorprendidos cómo en el teatro, a través de una pequeña ventana situada en la parte de arriba, era capaz de proyectarles imágenes que les transportaban a otros lugares del mundo y les contaban historias.

Durante años he visto llegar niños y niñas asustados, que apenas sabían comunicarse, y he visto salir jóvenes desenvueltos, que habían aprendido un oficio, dispuestos a comerse el mundo. Pero todos tenían algo en común, unos ojos ávidos de conocer, aprender y disfrutar. Ojos que, a veces, al terminar la proyección miraban hacia arriba, me miraban a mí, y veía el agradecimiento en sus ojos.

Antes de proyectar una película, teníamos que proyectar el NO-DO, con noticias de España y del mundo, en una época en la que apenas había televisiones en las casas. Después empezaron a llegar los televisores, y algún tiempo después los vídeos VHS, y poco a poco dejé de funcionar. Pero yo nunca me he ido, sigo esperando en mi cuartito, en la primera planta. Viendo cómo ha ido evolucionando el mundo del cine y la televisión, y cómo ha ido evolucionando el colegio. Pero quizá, en algún momento, alguien mire hacia arriba y se pregunte qué hay detrás de esa ventanita, se acerque y descubra que aquí sigo, con el rollo de 35 mm aún puesto, dispuesto a trabajar y servir, proyectando sueños e ilusiones.

Relato ganador en el II Certamen de Relato breve categoría adultos, organizado por el AMPA del CEIP El Sol. Este año, la temática del concurso era el tema transversal del cole: El cine, la fotografía y la televisión.

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