Flying Hands

Ayer pudimos disfrutar en el colegio de la película Flying Hands. La productora Labografías nos ofreció el visionado para los alumnos mayores, profesionales y familias de forma gratuita, además de un pequeño coloquio donde nuestras chicas y chicos tuvieron la oportunidad de hacerle algunas preguntas a la protagonista, Aniqa, por videollamada y a Raquel del Potro, de la productora.

La película documental está ambientada en la región del Baltistán, en la cordillera del Karakórum, Pakistán. Narra la historia de una madre paquistaní, Aniqa, y su lucha personal para dar oportunidades no solo a su hija sorda, sino también a los niños y niñas sordas de la región montañosa, rural y alejada de la capital.

A lo largo del documental, Aniqa va dando algunas pinceladas de su historia personal. Se casó con 18 años, con un buen hombre que eligió su familia. Aunque consiguió una beca y le dieron la oportunidad de continuar estudiando en la ciudad. Se trasladó para continuar sus estudios pero estaba embarazada, por lo que tuvo que luchar para que no la echaran de la residencia por esta razón. Su hija Narjis nació de forma prematura a los seis meses de embarazo, e imaginamos que esta pudo ser la causa de su sordera. Le detectaron la pérdida a los cinco meses de edad, y a partir de ahí es cuando empieza el gran cambio de Aniqa. Tradicionalmente, en Pakistán a los niños sordos no se les llama por un nombre sino que se les llama por su discapacidad, sordo (e imagino que esto sucede también con otras discapacidades) y, en la mayoría de casos, quedan relegados a vivir en casa, sin asistir al colegio y apartados de la sociedad. Aniqa se opuso a esto, y trató de que su hija pudiera tener el máximo de oportunidades: comenzó a asistir a una escuela para niños sordos en la ciudad, a aprender lengua de signos para comunicarse, y a reunir fondos para poder operar y poner un implante coclear a Narjis. Pero su lucha no acaba ahí, ni mucho menos: también se planteó la necesidad de abrir una escuela rural para que los niños sordos de la zona, unos 400 según su estudio, también tuvieran la oportunidad de asistir y aprender a comunicarse, leer y escribir a partir de la lengua de signos.
Aniqa en un fotograma de la película Flying Hands.

Fundaron la escuela Narjis Khatoon Hearing Impairment School cuando Narjis tenía 7 años, y lleva funcionando ya doce años. Aniqa y su esposo Afzal se dedican los fines de semana a visitar a las familias con niños sordos de la región para animarles a que escolaricen a sus hijos, ofreciéndoles la oportunidad de aprender para tener un futuro con más posibilidades y autonomía. En el documental hay varias escenas de estas visitas y se puede ver las reticencias de las familias para escolarizar a sus hijos sordos, mientras que los oyentes sí van a la escuela, o cómo se plantean si esto hará que tengan más oportunidades o expectativas para los hijos sordos, mientras que no lo dudan en el caso de los oyentes. De hecho una de las escenas finales es la incorporación de dos hermanos sordos a la escuela y cómo se les da un nombre y signo al entrar. Esto es muy simbólico, ya que es una forma de reconocerles su identidad y pasar a formar parte de un grupo de iguales, donde poder comunicar, compartir, relacionarse y aprender.
(La escuela durante rodaje. Algún tiempo después se incendió y ahora han construido otra)

Es un documental que da pie a reflexionar y debatir sobre muchos temas: cómo se entiende la discapacidad en diferentes culturas y su discriminación; las desigualdades que hay al vivir en áreas rurales, alejadas de las grandes ciudades; las diferencias por razones de género... El hecho de que pudiéramos conectar con Aniqa y que pudiéramos hacerle preguntas les generó mucha curiosidad e inquietud a los alumnos y alumnas, de hecho fueron tantas las preguntas, que se acabó el tiempo, pero desde la productora nos ofrecieron la posibilidad de que en clase puedan ir redactando algunas de estas preguntas y hacérselas llegar a Aniqa; y además les hizo sentir esa realidad como algo más cercano y real, no como algo ficticio, de película. Es cierto que el documental tiene un ritmo que no es muy ajustado para nuestros alumnos y alumnas, más acostumbrados a vídeos breves y rápidos, y con tiempos de atención más cortos, por lo que seguro que con alumnado de Secundaria se le puede sacar aún más jugo. Pero aún así, pudieron conocer la historia de lucha y superación.

Personalmente me quedo con la agradable sensación de ver lo que las personas excepcionales y luchadoras como Aniqa pueden llegar a hacer. Si el mucho avanza es gracias a muchas personas como ella que deciden dar un paso más y tratar de cambiar lo que no es justo.

Verdaderamente nuestros escenarios son muy diferentes, pero por otro lado, siento que en lo esencial no somos tan distintos: tratamos de lograr que nuestras chicas y chicos sordos puedan acceder a la comunicación, a la información, relacionarse con iguales, aprender y desarrollar al máximo sus posibilidades para lograr una vida plena y llena de oportunidades. Y para ello es fundamental tener acceso a una lengua accesible y de forma temprana.

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