III Congreso de Educación Crítica e Inclusiva

Hace unos días asistí y participé en el III Congreso Internacional de Educación Crítica e Inclusiva, organizada por la Universidad Complutense de Madrid.

No sé cómo nos liamos la manta a la cabeza Lourdes, Roberto y yo, porque Congreso Internacional... suena grande. En el colegio recibimos un correo animándonos a presentar una comunicación, y nos pareció que podía ser un buen escenario para representar al colegio y nuestro modelo de trabajo. 

Así que nos pusimos manos a la obra: redactamos una propuesta de comunicación que no sólo aceptaron, si no que además fuimos seleccionados para redactar, a partir de este resumen, un artículo para publicar en una revista especializada o capítulo de un libro de la editorial Octaedro.

Aún no nos habían publicado nuestro artículo de REVLES, y ya estábamos otra vez metidos en harina... eso sí, con la experiencia del anterior artículo, y contando con Lourdes, ha sido una experiencia diferente. He disfrutado revisando, reenviando propuestas, pero todo mucho más condensado, porque nos animamos con el plazo de presentación a la vuelta de la esquina. El proceso de redacción, primero del resumen (publicado en el libro de actas del congreso, páginas 400-405), y posteriormente del artículo completo (aún en fase de revisión) ha sido muy concentrado en el tiempo y muy estimulante: cada nuevo correo, mensaje/vídeo de Whats App y nueva versión era un estímulo para seguir mejorando su redacción. 

Sin embargo, la experiencia de participar en este congreso ha sido cuando menos extraña. Cuando uno presenta una comunicación y es aceptada, se imagina un tiempo y un lugar para exponer ese trabajo, y en este caso la realidad ha diferido bastante de la expectativa. 

El Congreso se ha celebrado en Madrid, los días 27 y 28 de septiembre, reuniendo a muchísimas personas de todo el mundo para escuchar y debatir principalmente sobre la educación crítica (y muy poco sobre la educación inclusiva), y se presentaron un total de 257 investigaciones o experiencias. Todas estas comunicaciones sobre investigaciones o experiencias educativas se presentaron en dos horas repartidas en doce aulas, mientras en el salón de actos había, además, un espacio entre autores, lo cual impide escuchar o ser escuchado por los demás. Apenas tuvimos un par de minutos para responder a dos preguntas acerca de la comunicación. Por suerte, la distribución de las mesas se realizó en función de las líneas temáticas, con lo que en nuestra mesa coincidimos con otras dos comunicaciones relacionadas con la discapacidad auditiva, además de otras sobre Diseño Universal de Aprendizaje, altas capacidades y discapacidad visual.

El programa del congreso, en general, estaba mucho más enfocado a la educación crítica, con mesas y conferencias relacionadas con Paulo Freire, el Movimiento de Renovación Pedagógica, o la Memoria histórica. Y, aunque no era mi principal motivación, siempre se aprenden cosas, se conocen a maravillosos oradores (en esta ocasión a Miguel Ángel Santos Guerra) y se conocen interesantes iniciativas que se llevan a cabo en otros centros, así como otras realidades, como en el caso de las escuelas rurales.

Como el congreso estaba organizado por la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, vi a varios antiguos profesores, y esto inevitablemente me trajo a la memoria anécdotas de la facultad, siendo consciente del paso del tiempo, pero también sintiendo que es agradable pensar que unos cuantos años después estoy trabajando, aprendiendo cada día y disfrutando justo donde quiero estar.

De toda esta experiencia, sin duda, me quedo con la ilusión y el aprendizaje que supone el afrontar un nuevo reto y el hecho de haber hecho un trabajo codo a codo con mis compañeros Lourdes y Roberto, y deseando completar el proceso de revisión/modificaciones, para ver nuestro artículo publicado.